Reflexiones sobre D. W. Winnicott.

 

Este libro se centra principalmente en la etapa de la maternidad, considerándola como un período muy complejo, tanto para los progenitores como para el propio bebé. Destaca sobretodo los primeros meses, donde da a conocer la existencia de una especie de simbiosis entre la madre y el bebe. Winnicott (1966) afirma que “la mujer entra en una fase en la cual, ella es el bebé y el bebé es ella”(p.23).  

Es un periodo bastante crítico, donde la dependencia del bebé es absoluta tanto biológicamente como emocionalmente. Es ahí donde nace la palabra “integración”, que según Winnicott (1966), “El bebé comienza a unirse de manera tal que existen momentos de integración en los cuales el bebé es una unidad altamente dependiente”(p. 29).

Se podría hablar aquí de un inicio dentro de la identificación primaria, dando comienzo al todo y sentido a la existencia como ser, junto al otro. Es decir: “Yo soy no significa nada sin la presencia del otro”. Es un planteamiento esencial e imprescindible para evitar angustias durante la primera infancia. 

 

Otro elemento que puede contribuir a esa existencia como ser en el bebé, es la presencia del otro y su interacción en el cuidado del mismo. Es aquí donde surge el término “Sostén” y la madre tiene que realizar está función si quiere que su pequeño/a alcance un adecuado desarrollo emocional. Con ello, se hace referencia hacia una integración del yo, es decir entre el psique y el cuerpo. Según Winnicott (1968), “La madre que sostiene al bebé, y el bebé que es sostenido y que atraviesa rápidamente una serie de etapas evolutivas de extremada importancia para su afirmación como persona”(p.128)

 

Actualmente en la sociedad en la cual vivimos se podría decir que la mayoría de los bebés, reciben un adecuado sostén, permitiéndoles conocer y explorar el mundo que les rodea con confianza. Hay que destacar aquí la presencia de la madre, ya que cumple un papel esencial, proporcionando al bebé un entorno positivo y adecuado que le permita desarrollarse adecuadamente. 

  El problema radica cuando no se logra ese sostén durante las primeras etapas de la infancia, dando lugar a niños/as inseguros, que les cuesta explorar su entorno y en la mayoría de las ocasiones necesitan de otro para poder hacerlo. En pocas palabras, niños/as bloqueados emocionalmente ante el mundo exterior que les rodea.

 

Este tipo de fallo en el sostén se denomina “Angustia” y puede estar relacionada con necesidades tan básicas, como la presencia del otro (madre) durante demasiado tiempo. Naciendo esta tipo de angustias, como:

§  Partirse en pedazos, que poco a poco se va a ir trasformando en relajación y en tranquilidad, sí el bebé se encuentra en buenas manos. 

§  Caída interminable, se convierte en el disfrute de ser llevado en brazos.

§  Morir, morir y morir, ayuda a tener una conciencia de la existencia y de estar vivo.

§  Total desesperanza de que se renueven los contactos, da lugar a un estado de confianza en el otro, aún aunque se encuentre sólo el bebé.

 

 

En cuanto a la comunicación que existe entre madre e hijo/a es totalmente recíproca entre ambos, donde las miradas, las muecas, el contacto piel con piel, … es totalmente necesario y contribuyen al desarrollo de niño/a. 

Aunque se necesario destacar que en algunas ocasiones existe una cierta agresividad en la conducta del bebe: como rabietas, pataletas, mordiscos, tirones del pelo, arañazos, … Pero: ¿Se podría considerar éste tipo de conducta, como una parte de la comunicación entre la madre y el bebe? La respuesta es Sí. Es un tipo de comunicación, donde el bebé “destruye” a la madre para que él pueda crecer. La madre aquí quedará en un segundo plano, donde tendrá que sobrevivir a todos esos ataques, que poco a poco se transformarán hacia un nuevo significado con la palabra amor.  

 

Es como si ahora el bebé pudiese decirle a su madre: “Te quiero porque has sobrevivido a mis intentos de destruirte. En mis sueños y en mi fantasía, te destruyo cada vez que pienso en ti, porque te quiero”. (Winnicott, 1968, p. 51).

 

Como hace referencia aquí Winnicott, el bebé se encamina hacia la supervivencia del objeto donde la madre a pesar de ese intento de destrucción, no toma represalias y deja al bebé que se desarrolle y que poco a poco vaya alcanzando mayor nivel de independencia. 

 

 

Por último, es importante terminar con una pequeña reflexión sobre el tema. Destacando que la figura del bebé es única, principalmente porque es un ser nuevo dentro de un espacio extraño para él, que poco a poco va a ir aprendiendo nuevas experiencias y donde su vida no se mide por el tiempo, sino por el latido del corazón y la respiración de su madre. 







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