Tiempo Fuera del Reforzamiento (TFR, Time Out)


1.    Definición


Como afirman Bados y García-Grau (2011), el tiempo fuera se define como “la eliminación del acceso a los reforzadores positivos durante un cierto periodo de tiempo y de modo contingente a la ocurrencia de cierto comportamiento”.(pp.30) Es decir, se elimina la oportunidad de recibir reforzamiento positivo durante un tiempo de forma contingente a determinada conducta.
Para realizar esto, será necesario:
a)      Haber identificado previamente el reforzador o reforzadores que ayudan a mantener la conducta.
b)     Aislar al sujeto del medio donde se refuerza la conducta o aislar el medio, de manera que el sujeto no pueda recibir reforzamiento después de la emisión de las conductas inadecuadas.

Es muy importante que este método sea utilizado,  una vez que se han identificado los reforzadores que mantienen la conducta, aunque es bastante difícil controlar la emisión de los mismos. Por ello, no es recomendable utilizarlo conjuntamente a la técnica de la Extinción. El TFR, es considero una práctica menos eficaz que la Extinción y sus efectos suelen ser temporales, no permanentes, ya que una vez que finaliza el programa aplicado, hay un gran porcentaje de posibilidades de aparición de la conducta inapropiada.

A la hora de sus aplicación, existen varios el tipos de TFR, como son: 
                     Tiempo fuera mediante aislamiento: La persona es aislada en un determinado espacio (por ejemplo: una habitación aparte,  una banqueta en el pasillo) por haber realizado cierta conducta, como pegar, gritar, romper cosas, responder de forma insolente, etc.

                     Tiempo fuera con exclusión: La persona no es cambiada de lugar, pero no puede ver lo que sucede. por ejemplo, un niño puede ponerse cara a la pared en casa o en clase)

                     Tiempo fuera sin exclusión: La persona se mantiene en el lugar y puede observar cómo los demás tienen acceso al reforzamiento, pero él no puede participar. (por ejemplo poner a un niño solo en una mesa al final de una clase)


Normalmente este método es aplicado con éxito como parte del tratamiento de conductas antisociales (pelear, daños a la propiedad, ataques verbales y físicos, robar, rabietas, tirar los alimentos) y de conductas perturbadoras en clase (estar fuera del asiento, verbalizaciones excesivas, gritar, arrojar objetos, escupir, empujar). Aunque no se recomienda  para conductas autoestimulatorias o autolesivas (mecerse, golpearse la cabeza, morderse las manos, arañarse, masturbarse), ya que el sujeto puede seguir realizando la conducta durante el tiempo de aislamiento. En su aplicación con niños/as, suele funcionar desde la edad de 2 años hasta los 10 años. Otro ámbito donde se aplica el TFR, es en  terapia de pareja cuando en respuesta a la conducta agresiva de un miembro hacia el otro, este se va sin enojo, dice dónde va y cuándo volverá, y explica que espera que así se calmen las cosas y puedan hablar dentro de un rato más tranquilos. No obstante, esto no se considera realmente un TFR, ya que el otro miembro tiene una variedad de reforzadores a su alcance.

El TFR  puede implicar los siguientes componentes: a) castigo positivo, ya que el aislamiento puede ser por sí mismo aversivo; b) coste de respuesta, si el ambiente del que es reti-rado la persona suponía el disfrute de reforzadores positivos; c) reforzamiento negativo diferencial de otras conductas, ya que la terminación del tiempo fuera depende, además del cumplimiento de un periodo de tiempo prefijado de tiempo fuera, de la cesación de conductas indeseables durante un cierto tiempo previo; y d) extinción, en la medida en que el tiempo fuera implique que la conducta indeseable ya no es seguida por el reforzador habitual.


Debemos tener presente que como toda estrategia terapéutica, este método  ha sido discutido en la comunidad científica. Se ha pensado que el  TFR se pudiera relacionar con sentimientos de humillación y ansiedad en los niños. También con un aumento de la resistencia por parte del niño y una mayor tendencia a revelarse contra la autoridad. En esta misma línea se ha  cuestionado si esta técnica daña el lazo emocional entre el niño y el adulto que la utiliza. Sin embargo, varios estudios demuestran que esta técnica, cuando es utilizada de forma apropiada, es efectiva para disminuir conductas agresivas y poco cooperativas en niños pequeños y hasta adolescentes (Morawska & Sanders, 2011).

Además, un buen uso de esta técnica puede promover que los sujetos aprendan a regular sus emociones de manera independiente, calmándose a sí mismos en situaciones difíciles. Incluso  numerosos estudios demuestra, que la aplicación correcta del TFR está relacionada con una mejora en la relación con el adulto[1].



A continuación se aportará un ejemplo de TFR, del psicólogo Labrador (2008):
Luis es un estudiante con 15 años de edad. Normalmente en clase suele realizar conductas inapropiadas (gritar, escupir, lanzar objetos, decir palabras mal sonantes,…), que en la mayoría de los casos son reforzadas por la atención y aprobación de sus compañeros/as. Se le aplica TFR sacándolo de clase durante un periodo de tiempo (que previamente fue estipulado), cada vez que realice este tipo de conductas. Notoriamente, su conducta era diferente fuera de clase, debido a que no tenía la atención de sus compañeros/as, como reforzador de la conducta. Pero trascurrido el periodo de tiempo del TFR, se le volvía a integrar a la clase y las condiciones regresaban a ser las mismas, salvo que se procediera a realizar una modificación. (por ejemplo: hablar con cada uno de los alumnos/as y establecer un premio especial para toda la clase si nadie atendía a las conductas inapropiadas de Luis)


2.    Características de la técnica de TFR


A continuación se detallarán algunas características esenciales que tiene este procedimiento operante:

  1. La puesta en práctica de este método produce una reducción bastante rápida de la conducta a la que sigue.
  2. La reducción de la conducta puede ser mantenida o temporal.
  3. El TF demanda poder sacar al sujeto de la situación concreta donde se produce un reforzamiento a  la conducta.
  4. Sólo puede utilizarse durante un periodo de tiempo, normalmente bastante breve. Después, el sujeto regresará al ambiente, por lo que si no se ha realizado una modificación, será muy probable que reaparezca la conducta.
  5. Es considerada como un método puente que ayuda a alterar el ambiente de forma definitiva o contribuye a desarrollar conductas alternativas a la que se quiere reducir.
  6. La modificación y reducción de la conducta a la que sigue el TFR depende principalmente de la historia y el programa de reforzamiento que ha contribuido a mantener dicha conducta, y del valor reforzador que tenga el ambiente para la emisión de la conducta.


3.    Guía para la aplicación del TFR


Este proceso de aplicación del TFR, es bastante importante y por ello, es necesario seguir una serie de pasos para lograr que sea efectivo el resultado, evitando de esta forma que no se produzcan errores. A continuación,  se incluirán los procedimientos a seguir según Bados y García-Graus (2011) y Labrado (2008), sobre el ámbito del TFR.

Conforme a los psicólogos Bados y García-Graus (2011):
a)      Si se va a aislar al niño, el espacio debe ser luminoso, bien ventilado, sin cosas de interés para él y no debe ser excesivamente pequeño.
b)     La duración del tiempo fuera debe oscilar entre 30 segundos y 20 minutos. Conviene utilizar el menor tiempo fuera que resulte eficaz. Una regla que funciona en muchos casos es aplicar tantos minutos de tiempo fuera como años tenga el niño; si es necesario, a partir de los 6 años puede emplearse 1,5 minutos por año de edad.
c)      La terminación del tiempo fuera debe ser contingente a la cesación de la conducta inadecuada. Posibles criterios para terminar el tiempo fuera son:
a.      Establecer una duración mínima de tiempo en el que no se emitan conductas indeseables. Por ejemplo, si la duración del tiempo fuera es de 9 minutos, se puede establecer que no se den conductas inadecuadas durante los últimos 3 minutos. Si el niño realiza estas conductas, se mantiene el tiempo fuera hasta lograr que se comporte adecuadamente durante 3 minutos.
b.   Reiniciar el tiempo fuera si se dan las conductas durante el periodo.
c.      Establecer penalizaciones (por ejemplo: 1 minuto) por cada ocurrencia de una conducta indeseable.

d)   Si por cumplir los anteriores criterios la duración del tiempo fuera muy prolongada para la edad del niño, podría aplicarse otro procedimiento, tal como el coste de respuesta.
e)      Explicar al niño qué conductas acabarán en tiempo fuera y por qué, en qué consistirá el tiempo fuera, cuánto durará y cuáles son las condiciones para su terminación. Es útil presentarlo como un tiempo de reflexión.
f)       Mientras se aplica el procedimiento, no interaccionar con el niño/a más allá de darle instrucciones. Por ejemplo: “por dar una patada a la puerta vas a tener un minuto más de tiempo de reflexión”.
g)     No debe reforzarse positivamente al niño/a mientras está en periodo de tiempo fuera.
h)     El tiempo fuera no funcionará si es el propio niño quien busca estar fuera por ser una situación menos desagradable para él que estar dentro, por ejemplo, en la clase.
i)        Si el niño pone excusas para salir del tiempo fuera, como ir al baño, no debe permitírsele a menos que haya una causa justificada
j)        Si el niño se niega a aceptar el tiempo fuera, se le avisará previamente de que si no obedece, se aumentará la duración. Si sigue sin hacer caso, se aumenta el tiempo fuera de minuto en minuto (preferiblemente de forma no verbal) en función del retraso en cumplir la orden hasta alcanzar un cierto límite de tiempo fuera (por ejemplo: 20 minutos).
k)      Si un niño abandona el área de tiempo fuera, deberá volver a la misma y se le avisará de que puede ser sancionado de otra manera.
l)        Al acabar el tiempo fuera, hay que pedirle al niño que realice el comportamiento adecuado esperable (en vez de aquel por el que fue castigado) y reforzarle por ello.


Pasos a seguir  del TFR según Labrador (2008):

1.      Se debe indicar el TFR identificando todos los estímulos reforzadores que ayudan a mantener la conducta inapropiada. En el caso de que no sea posible identificar todos, o la mayoría de ellos, no se recomienda la aplicación de esta técnica.
2.      Es necesario asegurase de que el sujeto, al cual se le aplica el TRF, pueda abandonar el lugar donde se produce la conducta. En algunos casos, como es con niños/as, será recomendable tener un espacio donde puedan estar durante el TFR.
3.      Aplicar el TFR de forma contingente, inmediata y sistemática todas y cada una de las veces que el sujeto emita la conducta. Su aplicación de forma parcial, suele funcionar como un reforzador.
4.      Se recomiendo utilizar de manera conjunta el TFR con el reforzamiento de conductas alternativas a la que se quiere eliminar.
5.      Es de gran utilidad definir las condiciones del TFR. Informando por ejemplo de cuándo el sujeto deberá abandonar el ambiente.
6.      Los sujetos que tomen parte de este programa, no deben recibir reforzamientos, sobre todo la atención de las persona implicadas en su control.
7.      Es recomendables contar con un lugar donde aplicar el TFR. Siendo próximo al ambiente donde se emite la conducta a eliminar. Para ello, es necesario contar con un espacio en el cual el sujeto pueda ser aislado sin que tenga elementos distractores o que puede llegar a realizar otras conductas que le resulten llamativas. Pero en ningún momento esto pueda dar lugar a sentimientos aversivos o atemorizantes.



8.      El tiempo es un elemento importante en el TFR, ya que medirá el periodo de duración que permanecerá el sujeto en TFR. Éste suele ser al principio bastante breve, pero el caso de que no sea eficaz puede ir aumentando gradualmente. El tiempo debe ser significativo, y debe resultar identificable y por tanto “ no deseable” para el sujeto. Si se aplica a niños/as, debe cumplir la regla de “ un minuto por año”, hasta llegar a 5-10 minutos. El tiempo de permanencia en la sala no debe ser prolongado, y son varios los estudios que señalan que cinco minutos es un periodo adecuado (Brantner & Doherty, 1983; Fabiano y cols., 2004).
9.      Sobre todo al inicio del TFR, el sujeto que se encuentra en el programa, suele presentar conductas como: gritar, protestar, llorar, agresividad,… A pesar de esto, se debe aplicar el TFR, y sólo cuando el sujeto se encuentre calmado se debe iniciar el  proceso.
10.  Durante el TFR, se importante modificar el ambiente donde apareció la conducta, de esta forma se evitará que la refuerce.
11.  Nunca utilizar el TFR, cuando se dé una situación aversiva, evitando sacar al sujeto de ella.
12.  No utiliza el TFR cuando se quiera modificar conductas autorreforzantes (por ejemplo: autoestimulación, fantasear,…)

Por último,  se presenta un breves esquemas de aplicación del TFR:


Esquema de aplicación del TFR. Recuperado de: Albert, M. (2011). Técnicas de Modificación de Conducta. Psicóloga de la Asociación Española para el Síndrome de Prader-Willi.





4.    Ventajas y desventajas  del TFR


Acorde a Labrador (2008): “El TFR tiene una gran ventaja, es que se puede utilizar aunque no se controle completamente el medio en se emite la conducta a reducir, e incluso aun no conociendo con precisión los reforzadores, y una de sus desventajas es que no cambia el medio, de modo que puede reaparecer la conducta”. (pp.316)
Conforme a ello, se puede determinar otra serie de ventajas y desventajas de la técnica, como son:
Las principales ventajas del tiempo fuera son:
                     Cuando agente y receptor están separados durante el tiempo fuera, no tienen la oportunidad de reprocharse, insultarse o amenazarse durante el mismo.
                     Además, el periodo de separación permite a los participantes tranquilizarse y considerar la situación más objetivamente.
Desventajas del tiempo fuera:
                     Es normal que las primeras veces se produzcan conductas indeseables tales como chillar o pegar.
                     El tiempo fuera puede ser muy difícil o imposible de aplicar con adolescentes rebeldes.
                     Durante el tiempo fuera la persona pierde la oportunidad de ser reforzada por conductas deseables, lo cual es problemático si el periodo es largo o se necesita utilizar la técnica con relativa frecuencia.

Por último, se incluirá una tabla general con algunas de las peculiaridades del TFR, en cuanto a las ventajas y desventajas de esta técnica.

Tabla 5. Ventajas y Desventajas  del TFR.
Ventajas del TFR
Desventajas del TFR
  • Reducción efectiva de la conducta.
  • Se puede utilizar incluso sin conocer concretamente todos los estímulos reforzadores.
  • Puede utilizarse sin controlar los estímulos reforzadores.
  • Favorece un periodo de tiempo para desarrollar conductas alternativas.
  • La supresión debe darse de forma gradual y no permanente.
  • Supone un tiempo perdido (sin hacer nada)
  • El TFR puede llegar a eliminar otra conductas que deberían aparecer en ese tiempo.
  • Si las condiciones donde se da la conducta no cambian, regresará.
  • En algunas ocasiones facilita la aparición de respuestas emocionales y agresivas.
Fuente: Elaboración propia.



[1] (Kazdin, 2005),

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